30 ene 2011

Felicidad. Instantes


No me digas que no te acuerdas de aquella vez, cuando se nos terminaron los rollos de papel escritos y reescritos por anverso y reverso, y la tinta amenazaba con comenzar a escasear.

Aquello, que parecía un contratiempo sin absolutamente ninguna trascendencia, se desviaba por momentos de ser sólo eso. Tu mirada a través de la cortina no hizo más que acelerar mis latidos. Desbocados por naturaleza. Autónomos y liberados de mi cabeza, hace tanto... Tus siempre tranquilizadoras palabras, hoy me desorbitaban los renglones de mi pobre paciencia. Que se torcían y retorcían ante tus atónitas miradas. Inventadas.

Me gustabas tanto cuando despertabas...
Que el sol anidara en tu cama era como esa implacable y a la vez, sana sensación, que te recorre por dentro cuando tomas el sol en la playa. O cuando te abrazan sin previo aviso, cuando llegas a casa con ganas de nada y tienes la cena preparada, cuando te despiertas un sábado y tras unos segundos, adviertes que tienes mucho más que 5 minutos más, cuando llegas de un largo vuelo y te esperan con una sonrisa y un millón de besos...

No me digas que no la sentías, lenta…, ingenua..., disparatada… Felicidad.

29 ene 2011

Un puñado de frases sueltas

Desvalida antítesis de lo mundano. Correcta desproporción recargada. Molesto barroquismo inquieto, pesado... Entretiempo de verdes-ocres mestizos que apoyan sus codos sobre la mesa robusta y dura.

Sesgada paranoia atemporal, desteñida. Descentrado miramiento, pensante infortunio malavenido. Tiempos descompuestos de sueños... Revestidos de lienzos.
En blanco.

Nunca decir tanto dijo tan poco. Entre los recovecos encendidos.
Apagados de cuerpos. Enloquecidos sustentos. ¿Expertos en qué? ¿Quién dijo suelo?

Ya no se teme lo que no se tiene. ¿Para qué perder más tiempo?
Ya no se siente lo que no se mueve.
Por dentro, en silencio subvertido
Advertido de sobra
Desde hace tanto... que olvidó el sentido.
Desmentido vuelco.
Por dentro. De ensordecedor aliento.

10 ene 2011

Ya.

Nadar en Madrid es de todo menos una tarea fácil... Sobre todo por las intensas corrientes que, muchas veces, nos empujan y no encontramos el instante exacto para que nuestra voz pronuncie el basta más profundo que, recordemos, hayamos emitido jamás, y logremos huir ya sea por la derecha o la izquierda. La verdad es que ni siquiera las agujetas resultan llevaderas. Duelen a cada palabra escrita, a cada silencio contenido, apretado, amordazado..., abrazo que grita... a duras penas. La verdad es que ya podríamos ponernos en forma al menos, al final de toda esta aventura.

A veces, cuando vuelvo a posar mis pies en la tierra, dejo rodar mi mirada cuesta abajo, en busca del mar, furtiva, sin encontrar respuestas. Como mis tantas preguntas solitarias y semi-olvidadas, empolvadas de tiempo en la estantería. Qué bueno fue tener 4 ó 5 años y que se consideraran políticamente correctas. No sé cuánto tiempo ha de pasar, ni si tendré el aguante que espero tener. No sé si mis alas seguirán en plena forma cuando vuelva a aterrizar en mi casilla de salida. Porque volver siempre fue una norma inquebrantable entre mis principios, lo único que me queda cuando me parece que no queda nada. Aunque quede. Y es que a veces no Cursivasabemos apreciar las realidades, que se nos derraman encima como un café ardiendo y nos muerden la falda como perros rabiosos, desgarrando los bordes de las mañanas. Y es que nos derrumbamos como si nos cayera el dominó del cielo, pieza por pieza. En lugar de levantarnos y correr, escapar de ese momento en que nos parece ver de reojo pasar por nuestra cabeza la leve idea de que no podemos más. Y cuando ya estemos lo suficientemente lejos, nos plantearemos si de verdad es lo suficientemente lejos. Y entonces nos parecerá cerca hasta el rincón más recóndito, hasta la caricia más fría, hasta el silencio manoseado, calculado y mágicamente estructurado.

No sé dónde empieza el final de la popa de mi barco, pero sacaré la vela. A ver si el viento me vacía de sentidos perdidos, y me lleno sin querer de Cursivaluegos. Para cuandoCursiva ya sea tarde.

Esto es Absolutamente Genial.

Extracto de la película "El lado oscuro del corazón"

No te salves, Mario Benedetti